Life is Strange: Double Exposure primeras impresiones, su tortuosa relación con una chica llamada Chloe. La resolución de un crimen que ocurrió en el instituto fueron los dos pilares argumentales de esa entrega. Los poderes nos servían para introducir una mecánica jugable que proporcionara desafíos tipo puzle para resolver sus escenas. Además, era un juego con una fuerte carga narrativa, donde nuestras decisiones importaban y tenían consecuencias visibles en el desarrollo de la trama (uno de los pioneros a la hora de sentar las bases de las nuevas aventuras narrativas).
Life is Strange: Double Exposure es una secuela directa de aquel, con una Max ya adulta que está como profesora becada en una universidad. Han pasado muchos años desde lo acontecido en Arcadia Bay… unos sucesos que, para que no haya luchas por el canon de la serie. Nos permitirán elegir de una forma bastante natural en una conversación inicial con cierto personaje. De esta forma, podemos tanto importar las consecuencias de nuestra aventura con Max, como dibujar su pasado si somos nuevos en estos juegos.
Sigue amando la fotografía
por encima de todo, y sigue gozando de esa creatividad casi infantil que inundaba su vida, como refleja su diario personal. A pesar de que se nota que ha madurado, y que tiene más seguridad en sí misma (gracias en parte a todo lo que ha viajado estos años). No harán falta muchas conversaciones para que veamos que sigue siendo la misma chica encantadora y tímida de siempre. Es algo que no se apreciaba bien en aquel primer segmento jugable que probé, pero que aquí, con las típicas escenas pausadas donde dejan espacio al jugador para crear su contexto y recrearse en los entornos, sigue brillando. Life is Strange: Double Exposure muestra esa sensibilidad que ya nos conmovió en el primer título, así como una gran habilidad para crear personajes y dotarles de unos diálogos creíbles y divertidos.
Los escenarios tienen muchos punto de interés que explorar, y la cámara de fotos ha ganado en protagonismo, no solo a la hora de darnos muchos puntos que fotografiar de forma libre, sino también en relación a las nuevas habilidades de Max. Sin entrar en muchos detalles, aunque Max ahora no puede rebobinar el tiempo, sus habilidades se han transformado: ahora puede viajar entre dos realidades diferentes. En una se ha cometido un asesinato que aún no ha ocurrido en la otra.
Todo el conjunto transmite una maravillosa sensación de “familiar, pero a la vez diferente”
Por tanto, una vez más entramos en la dinámica de un asesinato que debemos resolver en un entorno escolar. Para ello, tendremos que volver a investigar los entornos, establecer relaciones con las personas de nuestro alrededor y resolver desafíos jugables en forma de puzles que nos obligarán a jugar con las diferencias entre las dos realidades. No será algo que podamos usar todo el tiempo: hay unos puntos de acceso y salida específicos a esa otra realidad; la colocación de éstos supone gran parte de la gracia de los puzles a resolver.
A nivel jugable, Life is Strange: Double Exposure se siente a la vez muy familiar
Pero muy fresco gracias a los nuevos poderes de Max. Las secuencias que debemos resolver de esta manera, al menos por lo probado hasta el momento, están muy bien resueltas; es una mecánica a la que se le puede sacar mucho partido. Por otro lado, las secciones más tranquilas, donde debemos sumergirnos en la excelente ambientación del juego, recabar pistas e investigar, siguen siendo tan agradables como de costumbre gracias a sus detallados escenarios y su espectacular banda sonora. Cuando un Life is Strange te deja con ganas de escuchar otra vez sus canciones es muy buena señal, y aquí desde el primer capítulo encontré canciones que quería volver a ponerme una vez cerrara el juego.
Otro punto fundamental que parece que no decepcionará
Es muy difícil entrar a valorar más de lo jugado sin entrar en spoilers, pero también quiero entonar el mea culpa en cuanto a su dirección artística. Tampoco me convenció en su momento, debido a que parecía muy diferente del juego original y, aunque el diseño de Max sigue sin convencerme del todo, es indudable que estamos ante un juego precioso y con mucha personalidad. A pesar de que Max ve el mundo de una forma mucho más contenida visualmente, como demuestran los indicadores de puntos de interés, en los pequeños detalles como su ropa customizable, sus fotos o las anotaciones de su diario vemos que sigue siendo la Max Caulfield de siempre. La nueva localización hace gala de la misma sensación general del resto del título: familiar, pero diferente.
Hasta que no avance más la trama, será difícil ver cómo se conjugan todos estos elementos a la hora de dar un producto, no solo a la altura del original, sino que sepa también aportar su propia visión y mensaje. Si el primero era un canto a la adolescencia, aquí vemos una entrada a la adultez muy bien representada, pero falta por ver aún dónde va a situar Life is Strange: Double Exposure su corazón. No puedo esperar a comprobarlo con el juego completo entre las manos.
Fuente: ign